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Con la llegada del verano se nos presentan más oportunidades de pasar un día al aire libre. Los bebés y los niños están más tiempo expuestos al sol y es muy importante tomar precauciones para vivir al aire libre sin aumentar el riesgo de provocar alteraciones en la piel.
¿Por qué protegerse del sol?
El sol es fuente de salud, pero hay que tener en cuenta que solo son necesarios de 5 a 10 minutos de exposición diaria para sintetizar la vitamina D necesaria para el crecimiento. El afinamiento de la capa de ozono hizo que la cantidad de radiación ultravioleta que recibimos sea más intensa, volviéndose el sol mucho más peligroso.
En los lugares ubicados en las montañas, por mayor altitud, las radiaciones solares son más intensas aun.
Parte de la energía solar que llega a la tierra está compuesta por rayos ultravioleta los cuales son invisibles. Las radiaciones ultravioletas UVA y UVB ingresan al interior de la célula de la piel y se acumulan en el tiempo provocando daños irreversibles.
Este fenómeno por el cual la radiación ultravioleta ingresa a la célula de la piel es ACUMULATIVO y no se puede eliminar, es de fundamental importancia que iniciemos la prevención desde el nacimiento.
Los dos principales riesgos de la exposición al sol son en lo inmediato las quemaduras solares y manchas, a más a largo plazo las arrugas y el cáncer de piel.

¿Cuándo uno debe comenzar la protección?

Debido a que se estima que durante los primeros dieciocho años de vida un individuo recibe el 80% de la radiación solar que recibirá durante toda su vida, la protección solar debe comenzar DESDE EL NACIMIENTO y continuar durante toda la vida. La protección solar en la infancia es una manera de prevenir el cáncer de piel en la adultez.