El recién nacido humano es un ser desvalido que requiere el cuidado del adulto para sobrevivir. Esta situación de extrema dependencia contrasta con la de otras especies capaces de movilizarse y obtener alimentos a poco de nacer.
Sin embargo, hemos aprendido en los últimos años, a través de diversos estudios, que el bebé tiene muchas más aptitudes de las que creíamos.
Vamos a analizarlas por aspectos :
VISION – PERCEPCION
El recién nacido puede discriminar caras de otros estímulos visuales. A los tres días de vida puede distinguir la cara de la madre de otra formación visual aislada.
A los 2 meses, el lactante puede distinguir diferencias entre colores.
En la actualidad sabemos que antes de los 6 meses, los niños son mucho más competentes de lo que creíamos y son capaces de discriminar con precisión los límites entre los objetos y el espacio tridimensional.
LENGUAJE
La emisión de las primeras palabras con significado ha sido precedida bastante tiempo antes por la percepción, procesamiento, memorización y reconocimiento de las palabras de la lengua a la que ha tenido acceso el bebé.
Antes de los 6 meses, los bebés pueden discriminar gran cantidad de fonemas.
Existe consenso y es de conocimiento general, que el niño empieza a emitir sus primeras palabras con significado alrededor del 1er año de vida.
ATENCION CONEXIÓN
El recién nacido es sensible y receptivo al contacto físico y a la voz y cara humanas; muestra preferencias por estos patrones, que son específicos de la especie, por sobre otros estímulos visuales y auditivos. Ya a las pocas horas de nacer establece relación cara a cara con su madre y a los tres meses “conversa” con ella, respetando los turnos de diálogo.
Hacia el quinto mes aprende a seguir la dirección de la mirada del adulto hacia objetos o eventos del entorno en lo que conforma la capacidad conocida como referencia conjunta, la que finalmente se consolida alrededor de los 9 meses, cunado el niño adopta un rol activo, señalando o pidiendo un determinado objeto como forma de interacción social.
MEMORIA
Se conoce en este momento, que existen ciertas formas de memoria de reconocimiento visual desde etapas tempranas en la vida del niño. A los 7 meses puede recordar la ubicación de un objeto escondido después de un corto plazo.
Información extraída de Archivos Argentinos de Pediatría 2005; 103(4) / 331