Site Loader

Estamos empezando la época invernal. El frío, favorece la circulación de algunos virus. Por ejemplo el Virus Sinicitial Respiratorio (VSR), el Influenza (más famoso por se el virus de la Gripe), el Adenovirus y otros.
Los niños reúnen dos condiciones que los hace más vulnerables a enfermarse con estos micoorganismos: por un lado, están en una etapa de desarrollo de su sistema inmunológico y entonces, aun no tienen sus defensas completamente formadas. En este sentido recuerden que los adultos nos enfermamos menos ya que hemos tomado contacto con cada uno de los virus cuando fuimos niños.
La otra condición que favorece la circulación de los virus en los niños es la escolarización. Piensen que compartir un mismo espacio físico, a lo largo de varias horas al día, genera una indudable situación de mayor exposición a las enfermedades infecto contagiosas. Así las cosas, será, sino inevitable, al menos es muy probable que nuestros hijos pasen por alguna de estas virosis a lo largo de invierno.
Cómo nos manejamos entonces?: la forma más común de presentación de estas enfermedades es la fiebre. La mismo habitualmente asusta a los padres, sobre todo si se presenta alta. El primer concepto a tener en cuenta es que los niños NO están enfermos de fiebre. La misma es una manifestación y una forma que tiene el organismo de combatir naturalmente la infección. Está muy bien intentar controlar la fiebre, usando los antifebriles habituales. Pero a no desesperar por bajar la fiebre. Recordemos que es un síntoma y no LA enfermedad. Siempre podemos combinar los métodos químicos (Paracetamol, Ibuprofeno, Dipirona) y los métodos físicos (el clásico baño).
Cómo ponderamos la severidad del cuadro de nuestro hijo?
No es fácil responder esto, pero acá van algunas pistas. Es muy importante lo que los Pediatras llamamos el “estado general” del niño. Y el mismo hay que evaluarlo, en lo posible sin fiebre. Si el niño a pesar de la fiebre o cuando esta cede, se encuentra activo, sonríe, juega normalmente, se alimenta correctamente, entonces diremos que su estado general es muy bueno y no debemos preocuparnos.
Por el contrario, si el niño rechaza el alimento, no quiere jugar, se muestra indiferente, aun cuando cede la fiebre, entonces no debemos demorar la consulta.
Otro dato a controlar será, sobre todo en los menores de dos años, la respiración. La Bronquiolitis, que es una de las enfermedades del invierno, producida en general por el VSR, provoca una agitación que se manifiesta por un aumento de la frecuencia respiratoria y una ruidos como “gatos” a veces audible cerca del niño.
Lo mismo respecto del color de la cara: me refiero a que si el niño se encuentra rosado, con los labios y cachetes con sus colores normales, seguramente sus pulmones estarán oxigenando muy bien el cuerpo. De lo contrario, cuando el oxígeno no está llegando de manera suficiente, el niño se pone pálido y puede observarse una expresión de desasosiego. En síntesis y para no extenderme demasiado:
Si mi hijo tiene fiebre, pero se encuentra en buen estado general, se alimenta correctamente, tiene ánimo de jugar, entonces seguramente no se trata de nada serio, y puedo esperar 24 o 48 horas antes de hacer la primera consulta.
Si, por el contrario, lo observo muy decaído, la fiebre es muy alta (más de 39,5) y persistente, rechaza el alimento y no quiere jugar, entonces no debo demorar la consulta. Los consultorios de Pediatría muchas veces se ven desbordados en esta época. De todos modos, la buena noticia es que no esperamos este año que se repita el “caos” del año pasado. Igualmente, desde el CPM, los mantendremos informados de cómo se presenta el invierno. Ya estamos recibiendo muchas consultas, pero nada para asustarnos. Gracias, como siempre.

Dr. Diego Schnaiderman